“Hij@, tú nunca pegues, pero si te pegan, tú se la devuelves”
Este consejo está más que extendido a la hora de educar. Sé que detrás de él están las mejores intenciones por parte de papás y mamás para proteger a sus peques, pues creen (erróneamente) que de esta forma les irá mucho mejor en la vida. Ahora bien, ¿es esta la mejor opción?

No. Rotundamente NO.
Por un lado, porque estamos fomentando una escalada de violencia, no de respeto. El respeto se gana de muchas formas, el miedo se gana con violencia. Y lo que debemos inculcar en una educación de calidad es el RESPETO entre iguales, no un desnivel entre el que mete miedo, y el que lo siente.

¿Por qué tienes que educar a tu hij@ a que responda pegando? ¿No sería más lógico educar al que le pegó, a que no lo hubiera hecho?


De esta forma, lo que se genera es un círculo de respeto mutuo, mucho más interesante que educar en espirales de violencia cada vez mayores.

Y, por otra parte, ¿te has preguntado cómo se siente tu hij@ cuando le animas a que utilice la violencia? Porque puede que, lejos de servir de ayuda, tu consejo le causa mayor angustia.


Hay personas que sencillamente, no son violentas, no tienen arrebatos, son pacíficas, e incluso miedosas. Si tu hij@ tiene estos rasgos, le estás añadiendo peso al peso: se siente mal por el hecho de que le golpeen, y por otro, por no poder hacer o ser lo que papá, mamá, o cualquier adulto de referencia le dicen: responder golpeando, y además, sin mostrar miedo.


Esto mina su autoestima y les llena de frustración; piensan “me pegan y encima no puedo responder como esperan que haga”.
¿Cómo crees que se sentirá? ¿Crees de verdad que, sencillamente por “alentarle” o “darle permiso” para utilizar la violencia, el problema se soluciona?


Nada más lejos de la realidad. Las conclusiones que sacan van desde “soy cobarde” “no puedo afrontar los problemas”, hasta “nunca seré como mamá y papá quieren que sea”, pasando por un “golpear es la forma de hacerse respetar”. Dependiendo de su personalidad, pueden interiorizar estos y otros muchos pensamientos que formarán parte de su personalidad futura, que, como es obvio, no son los más sanos y adaptativos.

No eduquemos en violencia. No hagamos que se frustren. Más respeto, más aceptación, y por favor, menos violencia al educar.

Si tu hijo o hija tiene alguna dificultad en este o cualquier otro tema, y quieres ayuda profesional, no dudes en contactarme.
Estaré encantada de atenderos y ayudaros en este tema tan importante en la vida familiar, y sobre todo, en el desarrollo de los peques.

Feliz día, feliz vida.